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sábado, 17 de enero de 2015

La importancia de la OT en la viabilidad de la empresa

Primero me gustaría aclarar, que para mí la Organización del Trabajo (OT) no es solo importante cuando se habla de viabilidad de la empresa, o cuando se está en época de crisis, sino cuando se habla de empresa, con o sin problemas de viabilidad, de refinanciación, de mercados, o concursadas, etc. Es decir la empresa, necesita sin duda alguna de la OT. Y en mi opinión esto sigue siendo una asignatura pendiente, que intentare desarrollar en este artículo para su debate. Por lo tanto la primera afirmación que pongo encima de la mesa para su debate, es la siguiente: La utilización adecuada de la organización del trabajo en la empresa, entre otras, es una medida preventiva muy eficaz, y que tenemos la obligación de mantener de forma constante, tanto en épocas de crisis, como en épocas de bonanza.
¿Hemos aprendido o estamos aprendiendo algo de esta crisis? Creo sí, que algo hemos aprendido y estamos aprendiendo todos. Por un lado, hemos aprendido a conocer términos, debido al rescate que en discursos y en medios de comunicación se escuchan con mucha frecuencia, tales como productividad, competitividad, viabilidad, valor añadido, etc. Estos términos y otros muchos, no son nuevos, ya empezaron a sonar de forma más frecuente, sobre todo desde la incorporación de España en la CEE.
El ingreso de España en la CEE, provoco una necesaria influencia en las empresas. Se empiezan a asumir directivas europeas en nuestra legislación española.  La apertura de las fronteras hace que nuestros productos puedan introducirse en mayores cantidades en Europa y resto del mundo. Las exigencias legislativas por un lado y las exigencias de los mercados y de los consumidores, por otro, hacen que los productos tengan que cumplir de forma obligatoria con unas calidades determinadas y requisitos, esto provoca cambios en los sistemas de producción.
Ya no se lleva el fabricar una sola referencia, sino muchas, los pedidos en las empresas ya no son masivos, son más pequeños y variados, los stocks  ya no son productivo, se gana espacio y se concluye que no son tan rentables.
Los clientes reclaman mucha más calidad, variedad y un servicio más puntual y más eficiente, los procesos productivos cambian de forma radical, se busca mas la especialización, la competitividad y la calidad son fundamentales para sobre vivir y la formación de los trabajadores empieza a ser de vital importancia.
Es posible que el término que más haya sonado en el tiempo, sea el de competitividad. Esto lo que significa es que de alguna manera la competitividad siempre ha estado presente en las empresas. Sin embargo el termino viabilidad, es un término que su uso es más frecuente en épocas de crisis como la actual.
La crisis ha servido para que nos familiaricemos con terminologías de empresa y términos económicos de alguna forma la crisis nos ha culturizado y agudizado el ingenio.
Opino que a las crisis hay que esperarlas como se espera a un temporal. Comentarios trasnochados: “yo no me lo esperaba”, “pensaba que esto no era nada”, “parecía que iba a durar poco”, etc., fueron síntomas de relajación y poca previsión de futuro.
Creo que todos sabemos que las crisis son cíclicas y que hay indicadores más que suficientes para saber con cierta exactitud que hay que guardar las ovejas cuando viene el lobo. Incluso indicadores en el interno.
Una de las cosas que he aprendido, es que muchas empresas de diversos sectores, no estaban preparadas para soportar vientos fuertes, y a consecuencia de esos vientos fuertes, unas, se han quedado sin tejado y otras sin tejado y sin paredes.
Y las pruebas han sido claras, se empezó con ERES de suspensión temporal, se siguió con ERES de extinción y estamos terminando con una avalancha de empresas concursadas y cierres de empresa, y por lo tanto con una pérdida de empleo sin precedentes. Por lo que se puede afirmar que teníamos muchas empresas poco solidas, no se hacía nada para esperar y combatir la crisis de forma eficaz, y la medicina preventiva aplicada, era un almax para la acidez, cuando se necesitaba antibiótico para la infección.
Cada mes de enero, una empresa debería tener los datos de cómo ha evolucionado su productividad, con respecto a años anteriores. Análisis de indicador interno esencial, desde mi punto de vista, entre otros.
Y siempre teniendo en cuenta que el volumen de facturación no garantiza ni la existencia de la empresa ni la supervivencia de la misma.
Productos con bajo valor añadido requieren de grandes cantidades de fabricación en unidades, en la mayoría de los casos y dependiendo del proceso de producción, se necesita un número elevado de unidades fabricadas para llegar al punto de inflexión. Sin embargo  productos de mayor valor añadido encuentran el punto de inflexión de forma más rápida y con mucha menos fabricación. Pero en ambos casos la organización del trabajo es fundamental.
Desde 1980 año del Estatuto de los Trabajadores, 1986 entrada de España en la CEE, 1992-1994 pequeña crisis comparada con la actual, 1995 año de la entrada en vigor de la Ley de PRRLL, 2002 entrada del euro, después de todo este tiempo sin duda las empresas españolas han cambiado, pero hay que seguir transformando, innovando y adaptándonos de forma constante. Hay que seguir buscando la excelencia en cuanto al funcionamiento profesional de la empresa, sus procesos productivos; reservas e inversiones que garanticen la supervivencia de la empresa y por lo tanto de los empleos y también la necesaria formación de los trabajadores como medida preventiva entre otras, para hacer frente a la competitividad interna y externa.
Las empresas con sus direcciones por un lado, y los empresarios por otro, deben seguir  anticipándose en sus planes de desarrollo, deben acometer en tiempo y forma las decisiones estratégicas, tácticas y operativas, que harán que el sistema productivo o los servicios, transformen los recursos (inputs), en productos de calidad y precio competitivos (outputs). Se debe pensar en el futuro y en el largo plazo.
Para mí no es admisible, que una empresa no sepa como tiene sus niveles de productividad. Que no conozca cuanto tiempo le cuesta la fabricación de una unidad.
O que desconozca cuál es el valor añadido de su producto.
Muchas veces la falta de esta información básica, ha llevado a empresas a estar vendiendo por debajo del precio de coste durante varios años. Esto no se puede defender como estrategia de empresa en el mercado, podría justificarse de forma puntual, pero su prolongación en el tiempo sin duda terminara con una empresa con problemas o con el cierre de la misma.

La organización del trabajo y más si es participada, ofrece muchas posibilidades preventivas y efectivas que sin duda alguna serviría para minimizar los efectos de una crisis o los efectos de las oscilaciones de los mercados y su efecto en el interno de la empresa.
Tener una buena organización en las líneas de trabajo y los procesos de producción, no solo abaratan los costes, sino que provoca un aumento de la productividad.
Establecer procedimientos de trabajo nos garantiza que el trabajo se haga con exactitud, con calidad y con seguridad.
Conocer los tiempos de fabricación de los productos, hace que mejoremos el servicio y podamos tener una planificación con altos niveles de exactitud.
Conocer los costes de la unidad de fabricación nos sirve para variar los valores añadidos en función de la oferta y la demanda, y saber cuál es nuestro nivel de competitividad en el mercado.
Tener una flexibilidad pactada, nos hace que podamos moldearnos y acoplarnos a las oscilaciones del mercado y a las exigencias de los clientes.
Tener al personal motivado, dando participación, incentivando, y provocando una colaboración gustosa, etc., mejorara nuestras relaciones laborales y la productividad.
Contar con un plan de mantenimiento preventivo, encaminado a proteger la instalación, a cuidarla, nos garantizara un mayor nivel de eficiencia y de aprovechamiento, mas producción, aumento de la productividad, y una fabricación de más calidad.
Todos los temas que les estoy relacionando sobre la organización del trabajo sirven para:

Producir más y mejor. Aumentar la productividad y la calidad. Abaratar costes. Ser más flexibles. Ser más competitivos. Fortalecer la empresa en los mercados. Consolidar la empresa.

Para que cuando soplen vientos fuertes, nuestro tejado no llegue a moverse y a las paredes solo se les vaya el polvo.