Hay varios factores a tener en cuenta y que
afectan a la productividad de la industria en general y a los trabajadores en
particular, a la hora de evaluar la misma. Uno de ellos es el horario de
trabajo. Según el Foro Económico Mundial, de los 144 países que componen el
ranking, España ocupa el puesto 100 en eficiencia laboral.
José Díaz Canseco, delegado en Asturias de
la comisión para la racionalización de horarios en España, y profesor de EAE
Business School, asegura que el inicio de una jornada laboral debería estar
entre las 7:00 y las 9:00 de manera flexible.
Ahora bien, es conveniente distinguir la
hora de entrada y la hora de salida del trabajo y el tiempo empleado en los
desplazamientos, donde las horas invertidas se prolongan.
Un trabajador que invierta 30 minutos en
llegar a su empresa, para comenzar su jornada a las 8.00 horas, haga una pausa
para bocadillo de 30 minutos, un paro para comer de 2 horas y termina su
jornada de 8 horas, habrá invertido un total de 11.5 horas.
Díaz Canseco asegura que tan solo se debe tener 45
minutos como mucho para almorzar, otro de los puntos que no cumple España, ya
que en las empresas de nuestro país se tiene entre 1 y 2 horas para la comida.
Esta realidad hace, según Workmeter, que la media de trabajo en España se eleve
a las 9 horas y 19 minutos. Esta cifra supone casi tres horas más de lo
recomendado por el representante de la comisión para la racionalización de
horarios. Y es que está demostrado que tan sólo podemos ser productivos durante
6 horas y media.
Joan Pons de Workmeter, coincide con el delegado de la
Comisión para la racionalización de horarios en España en la necesidad de
concentrar la jornada laboral en la mañana. Si bien esta práctica solo se suele
poner en funcionamiento en los periodos estivales, donde se ha demostrado que
la productividad aumenta en general y sobre todo los viernes. Por lo que
podemos afirmar que la jornada intensiva es más productiva.
La oficina estadística de la Unión
Europea, comenta que la productividad por hora de los españoles es de 107,1
puntos, muy lejos de los 124,8 puntos de Alemania o los 132,5 de Bélgica.
Trabajar más tiempo significa rendir menos.
Sin embargo la jornada consecutiva si se aplica en
aquellas empresas donde sus procesos productivos, requieren de 16 o 24 horas
consecutivas, lo que obliga a tener turnos de trabajo. Cabe preguntarse: ¿Por
qué no se establece también una jornada intensiva en los procesos que solo
requieren 8 horas de trabajo?; tal y como se hace en los periodos estivales.
En España se tiende de forma errónea a utilizar una jornada partida en aquellas empresas que
su proceso productivo, solo requiere de 8 horas de trabajo. Además la pausa para comer en jornada
partida esta entre 1 hora y media y dos horas, lo que obliga a salir más tarde
del trabajo.
Ignacio Buqueras, apunta “Muchas
personas de otros países dicen que cuando llaman a España a primera hora de la
tarde aún estamos comiendo y que cuando les llamamos a las seis de la tarde
ellos ya se han ido”. El presidente de la Cámara de Comercio Americana en
España ha criticado los horarios laborales españoles por ser demasiado
prolongados e improductivos.
Antonio Montañés, catedrático de Economía
de la Universidad de Zaragoza y autor del estudio Tipos de jornada y
productividad del trabajo, centrado en Aragón, defiende las ventajas de la
jornada continua con respecto a la jornada partida. Hemos visto que, con la
jornada continua, la productividad crece un 6,5% con respecto a la jornada
partida. Lo mismo opina Joan Pons responsable de
Workmeter, también coincide que el horario de mañana es el más productivo.
Sin embargo, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo del 2011,
cuatro de cada diez trabajadores tiene jornada de trabajo partida. Por otro
lado, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo del Instituto Nacional de Estadística, tres de
cada cuatro empleados en España tiene jornada partida, frente al 25% que
desarrolla su trabajo en una jornada intensiva.
Un caso de éxito de una
empresa española, Iberdrola apostó en 2008 por la jornada intensiva y la jugada
le ha aportado un aumento de la productividad. El horario de sus trabajadores
es de 7.15 a 15.00 horas, con una flexibilidad de 45 minutos tanto a la hora de
entrada como de salida. Este cambio les ha generado más de medio millón de
horas de trabajo productivas al año, han reducido en un 20% el absentismo y en
un 15% los accidentes laborales, tal y como ha explicado Ramón Castresana,
director de recursos humanos de Iberdrola.
La situación ideal sería
que cada trabajador pudiese elegir su horario de trabajo en función de sus
necesidades, de forma que pueda conciliar su vida laboral, familiar y social.
Pero la elección libre del horario de trabajo no siempre es posible en las
empresas. Ahora bien, siempre que sea posible debería darse a elegir dos
horarios consecutivos, por ejemplo uno de 7.00 a 15.00 horas con una pausa de
no más de 30 minutos, y otro de 8.00 a 16.00, con la misma pausa.
Ventajas que deberían aprovecharse con la jornada intensiva o
consecutiva.
Para la empresa:
- Aumenta la productividad de la empresa.
- Se producen ahorros en el consumo de energía.
- El absentismo pude reducirse hasta en un 50%.
- Disminuyen los accidentes de trabajo.
- Se favorece la formación. Ya que muchos trabajadores emplean el tiempo en mejorar sus conocimientos.
- El mayor beneficio de la jornada intensiva es que se mejora la conciliación de los empleados.
- Los trabajadores aumentan la satisfacción laboral, la motivación y se sienten más felices.
- Se reduce el estrés, el desgaste físico y psicológico, ya que facilita la desconexión.
- La jornada continua permite que los horarios de sus trabajadores se adapten a la mayoría de la población.
- Un estudio de la OCU recogido por elEconomista.es, concluye que el 44% de los trabajadores españoles no se encuentra satisfecho con sus horarios laborales. La mayoría de los encuestados desearían tener la jornada continua o intensiva sin pausa para comer.
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