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lunes, 18 de abril de 2016

LA TOMATINA DE BUÑOL: ¿Qué hay detrás?

La Tomatina de Buñol data desde el año 1945, según los historiadores y cronistas. La Fiesta de la Tomatina ha pasado por varias fases en sus 70 años de vida. Desde sus inicios, pocos años después, a primeros de los años 50, fue prohibida, pero siguió celebrándose incluso de forma ilegal con mas participantes, en 1957 fue de nuevo prohibida, esto provoco un masivo entierro del Tomate, un entierro en todo regla con banda de música y marchas fúnebres, posteriormente la fiesta de la gran batalla de tomates, se hizo oficial.
Pero fue en 1983, cuando La Tomatina salto a la fama nacional e internacional, a consecuencia de un reportaje realizado por el ya fallecido Javier Basilio en Informe Semanal de la época. Desde entonces el éxito de esta popular fiesta se acrecentó hasta ser declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional en 2002. 

Esta evolución ha llevado aparejada un aumento de los participantes directos y visitantes a la fiesta, donde se han llegado a computar más de 50.000 personas. La evolución de la Tomatina ha llevado consigo también un cambio de su organización, ya que la afluencia masiva de personas requiere una excepcional organización y procedimientos donde el objetivo principal es garantizar el disfrute y la seguridad de las personas y evitar incidentes y accidentes importantes, como así ha sido hasta hoy. Organizar un evento de estas características requiere de la participación, implicación y coordinación de cientos de personas, así como el establecimiento de reglas y normas.
Las personas implicadas empiezan a trabajar en la organización semanas antes de la celebración, el ultimo miércoles del mes de agosto. Una hora de duración, requiere muchas horas de organización y de trabajo. La organización de la Tomatina se puede dividir en tres fases: antes, durante y después.

Cada año se hace un repaso del desarrollo de la fiesta de la Tomatina del año anterior, para ello se reúnen la Comision de Fiestas, Concejales, Policía Local, Protección Civil, Junta de Seguridad, y Guardia Civil, voluntarios, etc, se estudian los problemas y se plantean soluciones y mejoras. La coordinación de todos los implicados es fundamental. Un equipo humano que tiene como objetivo que la fiesta se desarrolle mejor cada año. Se establecen las normas, recomendaciones y avisos tanto para los visitantes, participantes y vecinos. Los bares y restaurantes son avisados de la prohibición de utilizar vidrio 12 horas antes de la celebración. Se retiran los contenedores de residuos y se avisa a los vecinos de la prohibición de aparcar en la zona del recinto y en las calles de acceso de las salidas de emergencia. Se habilitan y señalizan las zonas de duchas y limpieza para las personas participantes. Se publicitan en varios medios las normas de obligado cumplimiento, tales como: Sólo se pueden lanzar tomates. No se deben lanzar ningún objeto que puedan provocar daños o accidentes. No se debe romper las camisetas de otros participantes. Hay que tener cuidado al paso de los camiones que transportan los tomates. 
Los tomates se deben aplastar antes de su lanzamiento para que no hagan daño a nadie. No se debe romper las camisetas de otros participantes. Se recomienda el uso de gafas protectoras. El disparo de la carcasa indica que se da la Tomatina por finalizada y por lo tanto el lanzamiento de tomates. En todo momento deben seguirse  las indicaciones del personal de seguridad.
Y llega el día M de miércoles. Los camiones de tomate están a buen recaudo desde la noche anterior. A las 6.00 de la mañana el dispositivo se pone en marcha. Las brigadas municipales limpian y peinan las calles donde se repartirá el tomate, la Policía Local y Protección Civil desalojan el recinto y colocan las vallas en los accesos de las calles, creando un perímetro en las principales donde se reparte el tomate. Se establecen las vías de evacuación, se colocan las ambulancias y los servicios sanitarios, la Policía Local y la Guardia Civil controlan los accesos a Buñol, ordenan el tráfico e indican a los visitantes los lugares de aparcamiento para vehículos y autobuses. Los voluntarios de Protección Civil, indican a los peatones la dirección para acceder a las calles principales, y dan recomendaciones para que los participantes no lleven objetos personales para evitar su perdida.
A las 10.00 de la mañana, las personas que suben a los camiones para ayudar a repartir el tomate están preparadas y ordenadas con sus correspondientes seguridades en cada camión. Los expertos conductores tiene las órdenes precisas para la conducción y el reparto de miles de kilos de tomates, auxiliados por voluntarios que franquean los camiones por el frente y laterales, protegiendo a la gente y estableciendo un perímetro de seguridad al paso de los camiones entre la multitud, a la vez que dirigen las maniobras del conductor.
A las 11 en punto se dispara la carcasa anunciadora del comienzo de la espectacular Tomatina de Buñol que durara 60 minutos de diversión, alegría, con una descarga de estrés y las propiedades del tomate en la piel, que dejaran a los participantes como nuevos.
A las 12.00 la segunda carcasa anuncia la terminación de la Fiesta de La Tomatina, a partir de ese momento queda prohibido tirar tomates. Comienza el desalojo de los participantes de forma ordenada por la calles de evacuación, el personal totalmente relajado busca agua en la zonas indicadas para una primera limpieza, los vecinos de Buñol colaboran activamente, proporcionando agua, devolviendo objetos personales, accediendo a sus casas para utilización del servicio, y poniendo algún colirio a esos ojos que no llevaban la debida protección.
Una vez se va despejando el recinto, las brigadas municipales, bomberos y voluntarios, provistos de bombas de agua y las herramientas oportunas, comienzan la limpieza de las calles, al igual que los vecinos, suelos, fachadas y en general la vía pública quedara impoluta, mas aun si cabe, el tomate dejara calzada y aceras como nuevas.
Como dijo Jack Welch: El negocio debe ser divertido, pero para demasiada gente sólo es un trabajo. Siempre he pensado que las fiestas son un buen modo de revitalizar la organización. Siempre buscaba la manera de celebrar hasta la menor de las victorias.