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martes, 2 de marzo de 2021

LA REALIDAD DEL ESTUDIO DEL TRABAJO.

“Es el método más exacto conocido hasta ahora para establecer normas de rendimiento, de las que dependen la planificación, los controles eficaces de la producción y los costes”.

Fuente: Introducción al estudio del trabajo. Publicado con la dirección de George Kanawaty Cuarta edición. Oficina Internacional del Trabajo. Ginebra.

El estudio del trabajo es un instrumento que debidamente empleado, aporta una gran rentabilidad a las empresas. Para ello, es conveniente considerar algunos aspectos de interés relacionados con esta materia.

“Es un medio de aumentar la productividad de una fábrica o instalación mediante la reorganización del trabajo, método que normalmente requiere poco o ningún desembolso de capital para instalaciones o equipo.

Es sistemático, de modo que no se puede pasar por alto ninguno de los factores que influyen en la eficacia de una operación, ni al analizar las prácticas existentes, ni al crear otras nuevas, y que se recogen todos los datos relacionados con la operación.

Es el método más exacto conocido hasta ahora para establecer normas de rendimiento, de las que dependen la planificación, los controles eficaces de la producción y los costes.

Puede contribuir a la mejoría de la seguridad y las condiciones de trabajo al poner de manifiesto las operaciones de riesgo y establecer métodos seguros para efectuar las operaciones.

Las economías resultantes de la aplicaci6n correcta del estudio del trabajo comienzan de inmediato y continúan mientras duren las operaciones en su forma mejorada.

Es un estudio que puede ser utilizado en todas partes. Dará buen resultado dondequiera que se realice trabajo manual o funcione una instalación, no solamente en talleres de fabricación, industrias manufactureras, sino también en oficinas, comercios, laboratorios, industrias auxiliares, como las de distribución al por mayor y al por menor y los restaurantes, y en las explotaciones agropecuarias.

Es relativamente poco costoso y de fácil aplicación.

Es uno de los instrumentos de investigación más penetrantes de que dispone la dirección. Por eso es un arma excelente para atacar las fallas de cualquier organización, ya que al investigar un grupo de problemas se van descubriendo las deficiencias de todas las demás funciones que repercuten en ellos”.

Cuál es la realidad.

El estudio del trabajo nos ofrece unos excelentes resultados, ya que pone encima de la mesa los problemas y soluciones. Pero esto requiere tiempo, y las personas que dirigen o tienen mando en las empresas, no pueden encargarse del estudio del trabajo.

Un director de una fábrica, un jefe de sección o un encargado, por competentes que sean, nunca disponen de suficiente tiempo sin interrupciones, mientras cumplen su labor cotidiana con sus múltiples problemas humanos, materiales y del proceso productivo, para dedicarse enteramente al estudio del trabajo de una empresa. Por eso les es casi imposible conocer todos los datos sobre lo que está sucediendo en su actividad.

Por otro lado, es necesario conocer todos los datos, que de lo contrario, será  imposible tener  la seguridad de que las modificaciones que se realicen se basan en información exacta para que puedan provocar el efecto deseado.

Por lo que, es indispensable estudiar y observar continuamente, el desarrollo de las actividades. Esto significa que el estudio del trabajo deberá encomendarse siempre a quien pueda dedicarse en exclusivamente y sin ejercer funciones de dirección, es decir, a alguien que realice funciones de asesoramiento y no de mando. Ya que aportara una visión crítica, sin contaminaciones por usos y costumbres del interno de la empresa.

Conviene resaltar que un cargo con mando tiene autoridad sobre sus subordinados inmediatos para supervisarlos. El técnico y asesor, en cambio, concluye con informes, da su opinión y formula recomendaciones basándose en sus conocimientos especializados, pero no tiene autoridad ni poder para hacerlas aplicar.

Además una de las realidades, estriba en el comportamiento de las personas. El técnico debe manejarse con un exquisito cuidado, en ningún momento debe poner en evidencia a nadie, debe tratar los temas y a las personas con tacto, de lo contrario, puede crear rechazo y oposiciones de las direcciones y de los trabajadores. Esto tendrá una repercusión negativa en las RR.LL. e incluso se podrá fraguar un posible conflicto. En los casos, de empresas donde se ha intentado el estudio del trabajo, con personal interno, aun con las capacidades adecuadas, por lo general no se han conseguido buenos resultados, el técnico debe entender, que esto suele ser así, por falta de tiempo y dedicación.

Pero, también las direcciones y mandos, deben entender, que el técnico o asesor externo, no  es el enemigo, todo lo contrario, un aliado y colaborador útil, que le presta un servicio tanto a la dirección como a la empresa y que los resultados son beneficiosos para todos.

Es por ello que el estudio del trabajo, es un servicio de puesta a disposición de direcciones y mandos intermedios, para facilitarles su trabajo, así como la toma de decisiones, tácticas y estratégicas, que garantizaran la viabilidad de la empresa.

Los resultados hay que aplicarlos continuamente y de un extremo a otro de la empresa. No es aceptable que los datos, las propuestas, e informes, queden a la espera de aplicación en mejores tiempos, todo lo contrario, el estudio del trabajo y la productividad, no entiende de mejores o peores tiempos, se trata más de tener las bases y los datos para actuar en cada momento.

Planificación, costes y rendimientos.

Sin duda para planificar es necesario hablar de tiempo, es fundamental conocer cuánto tiempo va costar producir y cuando puedo comprometerme con el cliente para la entrega del pedido. Hoy en día, no todas las empresas pueden disponer de un stock, por su coste y por el almacenamiento. Por lo que la planificación de la producción está directamente relacionada con el servicio al cliente.

Una de las claves del éxito de una empresa, conjuntamente con la calidad y el servicio, son los costes de sus productos. La competitividad de forma general se base en ofertar nuestros productos, con mejor calidad, mejor servicio y más baratos que nuestros competidores. Por lo tanto, es muy necesario conocer el tiempo de fabricación para saber el coste de nuestra unidad, con la mano de obra, así como otros indirectos. De nuevo el factor tiempo juega un papel importante.

Una dirección debe conocer estos datos y resultados con la máxima exactitud, ya que de esta forma estará en condiciones de fijar los precios de venta más ventajosos y competitivos en su mercado, así como los márgenes resultantes. De lo contrario se corre el riesgo de hacer frente a la competencia, con bajadas de precio temerarias, que pueden provocar pérdidas y por lo tanto poner en riesgo la viabilidad de la empresa.

El estudio de tiempos nos genera información suficiente para fijar costes de producción, mano de obra, materiales, energía, etc. La medición del trabajo, además de fijar tiempos tipo, también indica, y con precisión, el desempeño efectivo. “Nunca se insistirá demasiado en la necesidad de contar con tiempos tipo exactos. La falta de datos completos sobre los costos es la verdadera causa de muchos errores de dirección y de muchos fracasos de empresas industriales”.

La medición del trabajo y la asignación de tiempos en los elementos y ciclos, establece de forma técnica y científica las producciones horarias exigibles. Pero estas no necesariamente terminan en la instauración de un sistema de incentivos.

En cualquiera de los casos conviene conocer algunos aspectos interesantes:

Los tiempos se basan en la observación directa y en la anotación de lo observado por los métodos más exactos posibles.

Se hacen suficientes observaciones de todos los elementos de trabajo (tanto repetitivos como frecuenciales) como para tener la seguridad de que los tiempos finalmente seleccionados para formar el tiempo tipo, son representativos y de que se tuvieron en cuenta los sucesos aleatorios.

Se obtienen y archivan datos completos que pueden ser examinados por la dirección o por los trabajadores en caso necesario.

En el caso de la instauración de un sistema de incentivos, los tiempos y demás datos ofrecen una base objetiva a las negociaciones entre la dirección y la RLT sobre normas de rendimiento, las apreciaciones subjetivas sobre los tiempos, son ineficaces y crean desconfianza.

 “Un estudio de métodos bien aplicado seguido de una medición del trabajo permite a la dirección garantizar los tiempos tipo con un alto grado de seguridad de que no se expone a perpetuar tasas de remuneración antieconómicas”.

Para que un sistema de remuneración por rendimiento u otros parámetros tenga éxito es muy importante que sea transparente, con objetivos y tasación claros, conseguible, equilibrados y correctamente publicitados en la plantilla. Si fallamos en cualquiera de estas premisas, el sistema nace huérfano, se instaura la desconfianza y el fracaso. El segundo intento costara mucho tiempo y un importante cambio en la política de RRHH. Pero de este tema os hablare en otra ocasión.

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